El metaverso como escenario cultural: ¿puente o territorio?
En los últimos años, la conversación en torno a los metaversos ha estado dominada por el mundo de los videojuegos, las grandes empresas tecnológicas y las promesas de economías digitales. Sin embargo, desde la perspectiva cultural, el metaverso no debería entenderse simplemente como un espacio virtual más, sino como un puente que conecta artistas, proyectos culturales y comunidades con nuevas formas de comunicación, interacción y sostenibilidad.
5/8/20242 min read
Más que un lugar: un puente cultural
En Metacorral siempre hemos pensado que el metaverso no es un lugar ajeno, ni un espacio alternativo que reemplaza lo físico. Para nosotros, ha sido un puente: un territorio donde lo tangible y lo intangible, lo digital y lo presencial, lo artístico y lo comunitario se encuentran, se reflejan y se potencian.
Esta idea no surge de la teoría, sino de la práctica. Uno de los momentos que más nos marcó como comunidad fue cuando trabajamos con el Centro Cultural El Corral, donde decidimos experimentar con la reproducción de un concierto dentro de un metaverso. La propuesta era simple, pero poderosa: mientras la música se interpretaba en el escenario físico, el mismo evento se proyectaba en un entorno virtual accesible desde el celular.
Lo interesante es que quienes entraban en este metaverso podían hacerlo a través de sus avatares, moverse por el espacio, encontrarse con otras personas y, al mismo tiempo, escuchar la transmisión en vivo del concierto. Era como estar en dos lugares a la vez: en la sala, compartiendo la energía presencial del público, y en un espacio digital paralelo donde se abrían nuevas formas de interacción.
Lo que más nos sorprendió fue cómo esto amplió la experiencia cultural. No se trataba solo de que más gente pudiera “ver” el concierto, sino de que aparecieron dinámicas nuevas:
Personas que estaban lejos pudieron sentirse parte del evento.
La comunidad presencial pudo reconocerse también en el espacio virtual, como si se mirará en un espejo digital.
Surgieron conversaciones espontáneas entre quienes estaban dentro del metaverso, generando un sentido de pertenencia distinto.
Esa experiencia nos dejó una enseñanza clave: el metaverso no es simplemente otro escenario, sino una capa adicional de la comunicación cultural. Puede transformarse en una vitrina, en una extensión de un proceso creativo, en una forma de acercar obras y artistas a públicos que quizás nunca llegarían a una sala física.
A partir de ese experimento en centro cultural , empezamos a imaginar otros usos:
Exposiciones virtuales, donde las obras no solo se muestran, sino que se recorren en 360°.
Vitrinas digitales para artistas de Latinoamérica y Chile, capaces de conectarse con audiencias internacionales sin depender de grandes infraestructuras.
Encuentros híbridos, donde lo que ocurre en una ciudad también se vive en línea, multiplicando el impacto del evento.
Lo que queremos compartir con esta nota es justamente eso: el metaverso como un espacio que no sustituye, sino que amplifica. Un puente que permite que la cultura viaje más lejos, que las comunidades crezcan, y que se exploren nuevos formatos de sostenibilidad y remuneración para artistas a través de productos digitales, coleccionables digitales o nuevas experiencias relacionadas con este mundo.
Desde nuestra experiencia, creemos que estas herramientas no son un fin en sí mismas, sino una invitación a pensar distinto la relación entre arte, público y territorio. Y lo más importante: que estas posibilidades están al alcance de cualquier proyecto cultural que quiera experimentar y expandirse.
Si tienes un proyecto y quieres explorar estas ideas, nos encantaría conversar y colaborar en tus proyectos.





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